Fin de Fiestas, otra chance de hacerse rico y opciones para salvar las ‘vacas’

Todo un clásico de esta época en materia timba. Muchos que están resignados a unas vacaciones austeras por la realidad del país, se animan a realizar una última jugadita con la ilusión de obtener, guiño del destino mediante, el dinero que les falta para darse algunos lujos de verano y viajar a destinos turísticos con ese regalito del cielo, con esa ayudita extra. Y si de soñar se trata, los más ambiciosos hasta aspiran a hacerse ricos de la noche a la mañana. Es la fantasía de todo timbero y, para alegría de ellos, hay en juego una gran fortuna en diferentes versiones.

La particularidad se da en las quinielas tradicionales, en los juegos poceados y hasta en el casino. Y por supuesto, a través de los sorteos navideños, que el fin de semana ofrecerá un último capítulo en esta temporada, con el denominado Fin de Fiestas.

Es decir, los apostadores apelan a esas modalidades de juego (léase Quini, Loto, ruleta) buscando que un golpecito de suerte apuntale el ansiado y hasta ese momento postergado viaje. Y hasta fantasean con convertirse en millonarios de repente.

“Algunos clientes te confiesan que sueñan con eso. ‘Ojalá se me de y pueda irme a la playa o a la Cordillera unos días’ suelen decir. La esperanza es lo último que se pierde y los quinieleros son de confiar hasta lo último”, comenta Juan, empleado de una agencia neuquina.

“No se me dio con los sorteos navideños hasta ahora así que espero zafar con la lotería o el Quini. O con el Fin de Fiestas”, tira Jorge, un apostador de toda la vida, con una sonrisa de oreja a oreja.

“Cantame negro el 8 que quiero irme al mar”, bromea Andés mientras un croupier de un conocido casino regional ya lanzó la bola, que gira y gira en la bendita “rula”. Son apenas algunos ejemplos que demuestran que el sueño y la fantasía de salvar las vacaciones mediante la timba está intacto para muchos.

También, nobleza obliga, existen casos de gente que dilapidó su paseo estival por el juego, o sea, gastó parte del dinero que tenía destinado para el veraneo por arriesgar de más sobre la hora. Un arma de doble filo, ya que cuando se llega con lo justo hay más para perder que para ganar. Todo lo contrario a quienes saben que no les alcanza la plata y buscan a través de una pequeña jugada que salga el sol.